Déjà vu           Gerardo Villarreal López

Lo Alusivo

La simplicidad de algunas de las obras de Trini nos dan la ilusión de algo que podemos comprender, pero es un engaño: los elementos simples atraen nuestros ojos antes de que nos demos cuenta de que la pintura nos ha envuelto. Obra tras obra la experiencia es la misma. Aún si intentamos lucharlo, es inevitable pues trabaja con nuestra percepción aunque nos de la ilusión de pinturas que se entienden con el intelecto.

En Cita vemos la cara de una mujer, blanco y negro. El peinado y la textura, junto con lo desenfocado crean la impresión de una foto vieja. Sentimos el movimiento del cabello y las diagonales hacia arriba toman nuestra atención en esta dirección, aún y cuando nos enfocamos en sus ojos, con sus cejas apuntando a la otra dirección. Casi sentimos el viento moviendo su cabello. El horizonte parece la vista al mar y adentramos a los pensamientos del sujeto. Toma sólo un segundo y para ese entonces los colores de la parte inferior han agarrado nuestras entrañas, habiendo entrado por la periferia cuando estábamos distraídos con la profundidad de la mirada del sujeto.

Sus colores funcionan de una manera similar. A la primera vista parecieran como simples gradientes o un color encima de otro. Sin embargo, al acercarnos, se hacen alusivos. Como un verso simple de poesía que cuando se separa en sus partes, cada elemento depende del resto; cuando intentamos entender uno, la red expansiva de conexiones impide trazarlos lógicamente y nos rendimos ante el genio del creador.

Su paleta funciona de la misma manera: colores combinados, gradientes, colores añadidos, restados, brochazos no trazables, películas sugestivas de color, son velos tras velos de alusiones.

Aunque permite ricos análisis formales, sus pinturas nos cambian aunque no las analicemos.

De alguna manera mueve nuestro núcleo interno; su mundo interno entra en nosotros y suavemente nos fuerza a ver el mundo como ella lo ve. Empezamos a expandir nuestra identidad o conciencia para dar cabida a la suya, ya que es inevitable: ya está dentro de nosotros. Podemos pretender repeler esa fuerza, pero ya está alojada en nosotros.

Seguimos intentando de entender la influencia dentro de nosotros, a lo que nos ha cambiado.

Pero es un proceso subconsciente sin un periodo definido. Sin embargo los cambios son reales, y como los grandes poetas, cambia nuestras vidas. Sus pinturas se adentran profundo en nosotros.

Diferentes técnicas, diferentes emociones, diferentes pensamientos, sin embargo asegura su singularidad, mostrándonos sin repeticiones la amplitud ilimitada de su consciencia.