Dos     Francisca Rivero-Lake Cortina

Así como una línea se compone de una secuencia de puntos una historia es una cadena de instantes. Estos momentos que en el cine son capturados cuadro por cuadro y cada 24 hacen un segundo, en los dípticos de Trini se reduce a mostrar dos momentos de un tiempo y un espacio de la existencia de personajes anónimos y de la vida urbana, dando sólo pautas de las posibles situaciones, dejando abiertas las interpretaciones. Con esta fórmula logra, al igual que lo hace el cine, que el momento estático se convierta en movimiento. Además de esta referencia, el uso de telas cuyo formato remiten directamente al de 35 mm, la obra de Trini entrelaza el lenguaje de la pintura con el del cine y la fotografía abriendo la lectura y los puntos de referencia.

Trini tiene la cualidad del observador que no impone su mirada, sino que fluye simultáneamente con todo lo que la rodea. Esta característica ayuda a que lo ordinario se convierta en extraordinario traducido por su paleta y pincelada que encuentran el exacto balance entre lo figurativo y lo abstracto.

Digamos que el mundo es una figura y que hay que leerla, digamos también que este mundo está en constante cambio gracias a la actividad humana por lo que la figura es siempre otra.

Las escenas capturadas por Trini son las que vemos todos los días y que, aunque irrecuperables, las pasamos por alto. La pintura de Trini alenta a regresar la mirada a lo que nos rodea y al presente, reconsiderar lo increible del instante en el que nuestras existencias se cruzan y al valorarlo hacerlo perdurar.